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Mensaje por Alexander D. Kähler Sáb Jul 09, 2016 11:05 pm

¿Cómo había llegado al sitio? Era una buena pregunta que ni él mismo se podía responder, siendo lo más sinceros solo había llegado por suerte. Buscaba sitios donde estar tranquilo, sin tanto ruido de pasos, voces, risas, en resumen buscaba alejarse de todos, el jardín fue descartado de inmediato por ser un día demasiado soleado, lo único que tenía sentido (ante su mente) era perderse entre los pasillos más desolados, nunca fue su intención llegar a ¿laboratorios? Si, esos tenían que ser laboratorios. Buena parte de ellos le llamaba la atención pero en ese día no le apetecía explorar, por más raro que pareciera el chico quería tirarse en algún lugar a leer por un rato y luego dormir, preferiblemente hasta la noche cuando podía salir sin preocuparse del sol. Lo odiaba, en gran parte por su piel, la otra parte por que tendía a sudar mucho con las gabardinas que cargaba.

Paso lentamente entre aquellos pasillos ¿No les sería extraña su presencia? Había visto más jóvenes por el alrededor que parecían atareados con cosas, cosas que no le llamaban la atención, quizá por eso no lo notaban o su práctica de nula presencia había funcionado esa vez. Camino un poco más, alguna oficina de todo aquello debía estar libre, no tardó mucho en encontrarla, sola, con un montón de cosas que paso por alto, lo más interesante de todo era una mullida silla y el escritorio; era su lugar perfecto. Tardo más en hallar el sitio que acomodarse en esa silla y abrir el libro de medicina que tenía entre sus manos, leyendo con cansancio, las noches anteriores no había dormido mucho, si fueron dos horas seguidas había tenido suerte. Entre su trabajo de hacker, lo que le pedían en la universidad y sus propias cosas dormir no estaba entre sus prioridades en el momento.

Bostezo sonoramente, sin preocuparse de que alguien lo escuchara. Cerro el libro y lo dejo en el escritorio al lado izquierdo, apoyo sus brazo en la misma y enterró su cabeza en ellos, dispuesto a dormir un poco, no tenía nada más que hacer, con la laptop olvidada en el salón donde seguro impartían una clase que no le enseñaría nada nuevo, en momentos como ese agradecía haber heredado la inteligencia de su progenitor. Pocos minutos después quedo profundamente dormido; con las pocas neuronas aun funcionales por la falta de descanso olvido por completo cerrar la puerta de aquella oficina ¿Igual quién iba a llegar? ¿El dueño del lugar? ¿Algún tipo que trabaja allí? En ese caso estaba en problemas, problemas en los que no le importaba meterse si podía sacar algo de provecho, como dormir un rato.
Alexander D. Kähler
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Mensaje por Izaya Orihara Mar Jul 12, 2016 8:59 pm

La misión fue fácil, sólo fue conseguir información, un dato era lo único que quería el cliente ésta vez, nada de arriesgarse de más, no señor, un simple dato que podría conseguir con simplemente entrar al sistema de la empresa que le habían indicado en su mensaje en el teléfono. El cliente era el típico chiquillo que va a heredar la empresa de su padre, y en sus ansias por heredar todo y no solo parte de las acciones de la empresa, deseaba una información que le pudiera ayudar para tener todo y no solo una parte, y ese era su trabajo, brindarle el arma para poder extorsionar al resto de los socios de la empresa, pero obviamente no podría obtener el arma por su cuenta propia, necesitaba obtenerla vía externa y fue por eso, que le había terminado contactando, ¿y cómo obtener su número? Simple, su padre era igualmente un cliente frecuente del informante, ¿de qué otra manera un perdedor podría tener todo una empresa en sus manos? ¡de ninguna, obviamente!....sonreía feliz mientras yacía su cuerpo delgado en el sofá aquel…seguramente aquella familia tendría problemas interinos muy fuertes si el padre se enteraba de lo que su hijo quería, pero que va, poco a poco vería ese pequeño imperio empresarial arder. Dejando el celular de lado, tomó la laptop que tenía del lado contrario al móvil, y con calma, desbloqueaba la pantalla, comenzando a trabajar, fue sumamente sencillo entrar al sistema de la empresa, más cuando el líder de esta, el padre del ahora cliente, le tenía estúpidamente confianza. Con calma tomaba el celular para poder responder a la conversación que tenía con el ahora cliente, el traidor del hijo, a veces ponía más atención a la computadora, con calma, inclusive pareciera que más que un trabajo estuviera realmente perdiendo el tiempo en entretenerse o platicar con amigos, claro, lo haría si los tuviera…se encogía de hombros restando importancia a la cantidad de pensamientos vagabundos que estaban envolviendo su mente e incluso llegaban a distraerlo, finalmente puso el mensaje “realiza el depósito” y aquello prontamente fue respondido con un “ya está hecho”. Verificó que la veracidad del mensaje fuera completa, y si, en efecto ya le habían hecho el depósito, bien…entonces ya podía enviar el archivo al correo personal del cliente. Tranquilamente envió el archivo con la información por la que le había pagado el chico aquel y sin mucho más que hacer, simplemente dio la despedida vía mensaje y cortó la comunicación con el mismo cliente, cerrando finalmente la computadora tras haber finalizado la labor. Con calma se levantó, llevando el celular al bolsillo del pantalón, el sonido del horno de microondas se escuchó, indicando que lo que había puesto a calentar mientras trabajaba ya estaba listo para consumirse, agraciado, alegre, pese a todo, fue hasta el mismo y abrió para sacar el plato de ramen instantáneo, aún cuando sabía cocinar muchas veces prefería simplemente algún producto rápido. Tomó el juego de palillos para poder comer, y llevó aquel plato desechable hasta donde esa pequeña mesa de centro, dejando los palillos por encima de la tapa para permitir que se conservase el calor en lo que se dirigió al refrigerador para poder tomar una bebida cerrada y nueva, de sabor, con tranquilidad mientras daba el primer trago, con el control remoto del televisor prendió la pantalla para poder mirar las noticias, se sentó y dejó la botella, tomando el desechable para poder soplar un poco el vapor, regulando un poco la temperatura del ramen que iba a comer, ya cuando notó que estaba a una temperatura tolerable para su fino paladar, comenzó a comer mientras miraba en el televisor las noticias regulares, amarillistas que los medios se encargaban de manipular para que el espectador creyera que vivía en un mundo sin problemas aún cuando todo era una mierda, o bien, plantear algunos problemas pero no mostrar la magnitud real de los mismos.

Cuando terminó de almorzar, levantó las cosas y tiró la respectiva basura, para poder simplemente lavar sus manos y tomar la botella, bebiendo un poco más de la misma, para poder guardar el resto en el refrigerador de regreso, bien, había almorzado, había trabajado y ganado una buena cantidad para poder estar un rato sin tener que aplastarse a hackear sistemas de por demás estúpidos. Tranquilamente contó el dinero que tenía consigo en efectivo, suficiente para poder darse un gusto que quisiera, pues si, iba a salir a dar una vuelta por la zona, para ver si encontraba algo entretenido que hacer, o alguien divertido a quien poder fastidiar, Tomó lo necesario y por supuesto, lo necesario incluía las armas que solía cargar para protegerse, y salió, cerrando la puerta tras de sí. El edificio era amplio y ciertamente su hogar/oficina, igual pues era prácticamente el último piso para tener toda la disponibilidad, así como espacio y más no tener que gastar en pasajes y demás para moverse a una oficina que bien, tenía bien equilibrado el lugar entre ambiente hogareño y laboral. Tomó el elevador y seleccionó la planta baja, escuchaba la música típica de elevador mientras descendía, y el mestizo con el celular en la mano, observaba la hora así como verificaba no tener ningún otro mensaje de nadie, ni de los que solían amenazar que le encontrarían ni tampoco de clientes que realmente quisieran darle algún trabajo más entretenido que sólo mirar una computadora y copiar archivos, no se quejaba, pero a veces llegaba a ser jodidamente aburrido ese tipo de temática, salió del elevador una vez las puertas se deslizaron abriéndose, para poder caminar, conocía esa ruta de memoria así que no quitó la carmín mirada del dispositivo móvil en ningún momento, incluso aquel anciano que solía cuidar la entrada le saludaba, y sin necesidad de retirar la atención del celular, el mismo mestizo se despidió con un movimiento sutil de su diestra mostrando aquel anillo que decoraba la misma, el índice. Las puertas automáticas se abrieron al apenas sentir el movimiento del cuerpo del muchacho y le dejaron salir, allí si tuvo que dejar el celular pues la luz del día de inmediato le hizo sentir cierta sensibilidad en los ojos, el reflejo de la luz en la pantalla fue algo incómodo, de todas maneras no había muchas cosas que mirar en el teléfono así que le restó importancia y lo guardó, comenzando a caminar entre las personas que se movían a sus destinos, algunos con prisa, otros no tanto, sólo restaba encontrar algo que hacer, en que divertirse un poco….¿hace cuánto que no salía de día? Bastante tiempo, tanto que ya ni lograba recordar realmente, comenzó a moverse en la acera, mezclándose con la gente, observando a todos como parecían sumergirse en sus asuntos, hasta cierto punto entendía, y los aromas que percibía, no lograba detectar humanos, realmente…Me gustaría poder encontrar uno aunque fuera…sería divertido molestar a uno, tiene tanto tiempo…¿Hace cuánto? ¿desde que vio a ese humano parchado que fue algo a fin de cuentas entretenido por más problema que pudiera representar aquel tipo de cabello rojo? …si, no importaba el desastre que hubiera sido la situación con su “hermana” aquella y el humano, había valido la pena el partirse un poco la mente en jugar algo bizarro y a su vez, gratificante y retorcidamente entretenido.

-Bueno…si estaré de día, que valga la pena…-

Y el mirar del mestizo viajó de lado a lado buscando un lugar en específico, ya antes había ido a ese sitio, y ya le conocían, así que sólo era cuestión de llegar y acomodarse para ser atendido como ya sabían que le gustaba al muchacho, con calma caminó para poder finalmente ver el gran letrero que adornaba la entrada, un área para fumadores, con sombrillas que se encargaban de evitar que la luz del sol diera directamente a los clientes, pequeñas mesas altas con apenas dos sillas altas para dos personas únicamente, cual si fuera una mesa más de cocteleros que otra cosa, apenas vio el lugar, ese título que tanta gracia le daba …”Sweet Death”… una risa pequeña se le escapó… Y con todo y ese nombre tienen gente…es irónica la mente de las criaturas.Se adentró al lugar finalmente, pasando entre la zona de los fumadores para llegar a la puerta que se abrió ante su presencia y le permitió entrar, el aroma del café llegó de inmediato a su nariz, intensificado por sus sentidos felinos por supuesto, prácticamente pudo saborearlo y siquiera había pedido aún, igual la barra de pasteles y postres, caminó y finalmente tomó una mesa que yacía solitaria junto a un cristal ,ah, esa mesa era la que solía tomar y para su buena suerte siempre estaba vacía cuando decidía ir a por un buen café y disfrutar del tiempo de relajación libre del trabajo, se sentó con tranquilidad y la chica que le atendería se acercaba, cuerpo delgado, esbelto, sin busto y facciones demasiado infantiles, a cualquiera le parecería más una menor de edad laborando, pero vamos, aún cuando la ciudad era una porquería cayéndose a pedazos, el trabajo infantil era algo que no había visto que nadie aplicase nunca en el tiempo que llevaba viviendo entre esas calles y ciudades, por qué si, llegaba a moverse mucho por mantenerse ocupado o por motivos de trabajo….o seguridad, pues a veces tenía que dejar su apartamento por largarse un tiempo y desaparecer de la vista de clientes molestos por enterarse que cierta información había sido filtrada, detalles y gajes del oficio.

Tranquilamente pidió y cuando llegó, admiró lo que había solicitado, un pastel de chocolate, con una cereza como decorativo principal en aquella cama de crema batida que tenía encima, y el café, negro con azúcar, por supuesto, americano, ese día estaba de muy de buenas así que no permitiría que nada se lo arruinase, ya incluso el mestizo tenía planteado que haría con su tiempo libre ese día, comer y comer cada tipo de pastel, flan y cualquier otro postre que sirvieran y tomar cada tipo de café que podían servir, llevó la taza hasta sus labios, soplando un poco para no quemarse con el líquido caliente, su mirar se desvió y observó a través del cristal lo que pasaba, personas, pero ya no eran tantas como había antes de que llegase cuando había tomado rumbo a la cafetería, ¿qué hora sería? Tranquilamente tras tomar del café, y dejar la taza en el plato sobre la mesa, la diestra tomó el cubierto, una pequeña cuchara postrera y partió un pedazo del suave pastel, ya sabía que sería suave por la facilidad con la que el metal había entrado en el mismo, llevó el pedazo hasta su boca y lo degustó mientras su zurda había tomado rumbo a la bolsa donde el celular estaba…¿qué podía decir? Un celular hoy en día es algo preciado para quien lo maneja y más si es el medio de contacto con los clientes, ya en algún momento lo había tenido que cambiar, y era sencillo, sabía recuperar sus contactos y joder el equipo que le hubiesen robado, pero era molesto. Desbloqueó el teléfono y miró la hora; 3:15 pm.

Si, definitivamente, tenía suficiente tiempo para disfrutar de su pastel. O eso pensaba, puesto que de la nada el sonido del celular le hizo mirar su bolsillo…Uhm…Llevó la mano a su bolsillo y sacó el móvil, para poder observar, una llamada…. ¿quién sería? … Con el tenedor en los labios, reposando sobre estos suave con movimientos ligeros de su propia muñeca zurda, llevó el celular a su oído tras aceptar la llamada….comenzó a escuchar a la persona del otro lado…¿alguien quería ver si podía informarse sobre un sujeto que trabajaba en los institutos?...Sospechaban que algún trabajador estaba robándose algunos químicos de los laboratorios para manipularlos para drogas que posteriormente serían vendidas entre las mafias, y no cualquier droga…¿Drogas que aumenten las capacidades? …wow…los esteroides ya pasaron de moda…Sonrió un poco, mientras escuchaba y memorizaba, bien, los pasteles entonces deberán esperar….Lástima, realmente me gustan los pasteles que preparan aquí. Dio un suspiro suave, y se levantó de la silla para poder elevar su mano y pedir la cuenta, recibió esta y pagó, dejando por supuesto una merecida propina a la chica que siempre era quien le atendía, con tranquilidad, salió de la cafetería para poder tomar dirección hasta el lugar, el instituto.

-Veamos…si me han dicho que sospechan de robo de químicos, entonces, iniciando por lo obvio….-

Y su mirada se posó en una de las ventanas donde sabía había laboratorios, ¿cómo saber? Todas las escuelas niponas compartían la estructura y el acomode de las secciones del mismo instituto, así que era siempre sencillo poder colarse al lugar que quería sin más que analizar por fuera unos momentos el lugar, caminó con tranquilidad, la barda que delimitaba el área estaba allí, rejas cerradas, quizás habían terminado ya las clases, no importaba, bien su aspecto físico le ayudaría a hacerse pasar por un estudiante más si la situación lo ameritaba, sólo debía meterse y listo. Y para ello dejó las afelpadas orejas a la vista así como esa fina y larga cola negruzca que se movió con elegancia detrás de sí mismo, inclinó su cuerpo al frente, flexionó sus piernas, y dio el salto que le dejó pasar encima de la barda sin ningún problema, pero no acabó allí, desde la misma barda se volvió a impulsar para un roble, a una rama, que quedó a una buena altura de la ventana que había fijado como su objetivo desde que estaba fuera de los límites de la escuela. La cola se movió un poco más, y sus orejas se hicieron hacia atrás un tanto, algo olía allí fuerte…. ¿qué sería? …un aroma a …¿Lagartija? …Ya antes en algún momento se había metido en bastantes líos con un dragón, y de hecho aún tenía problemas con el sujeto, pero no entraremos en detalles de eso…¿Serán familia? ~ si es familia de él…le arrancaré la cara. Sonrió cual gato de Cheshire.

Se impulsó y finalmente, se coló por la ventana, pero lo que encontró fue a un muchacho dormido completamente, bajó del marco de la ventana, y se acercó un tanto al chico que parecía dormir profundamente, observó el libro…¿Un pasante de medicina? …Dudaba que fuera el “famoso” ladrón de químicos, observó a su alrededor, y descuidándose del bello durmiente, se acercó a un librero, para poder observar los lomos de los mismos, los títulos, con simplemente observar muchas veces podía darse cuenta de que persona era la que estaba usando el lugar, e incluso si era su objetivo a investigar, y en este caso, si que lo era. Tranquilamente sacó el celular y comenzó a tomar fotos de tanto los libros así como la oficina como tal, e incluso, tomó una fotografía con el móvil al muchacho que estaba dormido allí.

-Cheeessu……~.-

Murmuró, divertido, mirando la foto del chico con una sonrisa cual si fuera un pequeño haciendo una travesura, y quizás si…pues con esa foto simple, podría investigar más de aquel chico.


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Un poco de tranquilidad || Libre Empty Re: Un poco de tranquilidad || Libre

Mensaje por Alexander D. Kähler Jue Ago 04, 2016 12:24 am

El sueño era bueno, oscuridad y más oscuridad, estaba tan cansado que no podía ser diferente. Su cuerpo estaba suelto, con la respiración acompasada y la misma cara de siempre, incluso dormido seguía manteniendo esa cara, no podía lucir “tierno” mientras dormía, la gente solía decir que dormidas las personas lucían indefensas; él con su boca que formaba una línea, el ceño un poco fruncido, semejante a si tuviera una mal sueño, parecía más mosqueado que tranquilo y dulce cuando dormía, motivo suficiente para no molestarle si le veían dormido, la mayoría pensaba que tendría un pésimo despertar y no iban tan equivocados a la realidad, odiaba ser despertado por otros, siempre arremetía con ellos de alguna forma ¿Qué más podía hacer? Él en ningún momento pedía ser despertado, la culpa era de los entrometidos. Más aun dormido sabía que había a su alrededor, tenía la noción de donde caía, de “sueño ligero” decían sus conocidos, no muchas cosas lo tomaban por sorpresa. Su nariz se movió de forma graciosa, aspirando un aroma familiar y desconocido a la vez, sin embargo eso no cambio que siguiera durmiendo, porque el olor registrado no era algo que le hiciera sentir peligro. Termino por despertarse cuando escucho algo caer, una presencia que se le molesto, no abrió los ojos, incluso su cuerpo seguía relajado y se esforzó por seguir con la misma respiración, con suerte el intruso se iba.

Al escuchar el conocido sonido de un celular tomando fotos era obvio que el tipo no se iría. Sus nervios solo se crisparon más saber que le tomaban una foto, el flash le delato. Abrió los ojos en el momento que el otro acabo la frase. – Cheeesu ~ – Le sonrió al tipo de lado, imitando el tono de voz, a pesar del enfado por ser despertado le causaba gracia aquello, el otro tampoco era de ese sitio, la vestimenta, orejas y cola le delataban, nunca antes lo había visto en el edificio, no reconocía su olor (porque si el chico debía saber siempre quién o rodeaba aunque no supiera sus nombres) pero le era familiar por ser parte felino (además adoraba a los gatos, razón de más para conocer como olían), eso también explico, en su mente, por qué sus alertas no saltaron antes, un felino no era nada de qué preocuparse, aunque el de enfrente fuera más que un felino apestaba a algo más, algo que no le interesaba. Estaba más interesado en el momento en tocar aquellas orejas felpudas y la cola que se movía ¿Serían igual de suaves como se veían? Su debilidad por los animales era más grande cuando recién se levantaba; eso no le iba a impedir primero reclamar y luego tocar… o al revés, lo que sucediera primero. – ¿Quién rayos eres? ¿Y por qué la foto? ¿Tan guapo te parezco? – Con eso su sonrisa se ensancho, la voz en la última pregunta tenía el deje de burla que usaba para molestar.

Estiro sus brazos, trono el cuello y termino por levantarse de la silla para estirarse mejor, como si de un gato se tratase, volvió a bostezar, tallo uno de sus ojos y fijo la vista en el cuerpo ajeno. No se molestó en ocultar como lo estaba revisando, no era una mirada que delatara estar “saboreándolo” tampoco era como si le diera ganas de vomitar, solo lo escaneo como venía haciendo con todo el mundo, más como si fuera un robot que un dragón. – Lo siento, no eres mi tipo, demasiado pequeño y delgado, en definitiva no – Aunque la información dada igual y era errónea, él tampoco se destacaba por ser de gran altura.

Un bostezo salió de su garganta, volvió a estirarse, ya más despierto por fin empezó a interesarse por lo que hacía el ajeno ¿Que buscaba? Nadie entraba solo a tomar fotos de cierto lugar, ni entraba por la ventana, de haber entrado por la puerta los pasos le hubieran delatado cosa que no hizo. Su mirada recayó en el celular, aquella vena que tenía por tomar cosas que no eran suyas se activó, quería tomarlo y ver que había (además de que tenía una foto suya, odiaba que le tomaran fotos). – Te agradecería que borraras la foto antes de que rompa el celular, no estoy dispuesto a que un extraño se de placer observándome – La idea que tenía para la utilización de dicha imagen era errada seguramente, pero que mejor tema para picar a alguien que lo sexual, eso siempre lograba sacar de sus casillas a todo el mundo, incluso tocando los puntos correctos a él.

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